Hay algunas obras románicas que a mi juicio no han sido suficientemente valoradas por la historia del Arte y que son todavía casi unas desconocidas hasta para estudiosos de este estilo. En este artículo voy a resaltar una de ellas, las impresionantes tallas en madera de la puerta de la iglesia de Santa María en el Capitolio, de Colonia, que podéis ver con todo su esplendor en la imagen superior. Esta obra tiene tres elementos excepcionales para merecer ser destacada: su antigüedad, el material en que se hicieron los relieves y su expresividad estilística.
Detalles de dos de las escenas de la puerta con momentos de los apóstoles y Cristo en Getsemaní. Los apóstoles durmiendo y la amonestación de Cristo a Pedro y al resto de los apóstoles por no velar junto a él en esa noche. La labra es preciosista en los marcos, pero además se aprecian el detalle y la expresividad de las figuras y los restos de policromía, que hacen de esta obra algo excepcional.
Sobre la iglesia románica y la antigüedad de la puerta.
Santa Maria "im Capitol" es la Iglesia de Nuestra Señora más antigua de Colonia. Y con sus 100 metros de largo y 40 de ancho, es también la mayor de las doce iglesias románicas del casco antiguo de la ciudad. Su sufijo "im Capitol" ("en el Capitolio") se refiere a que fue construida sobre el antiguo templo romano dedicado a la triada capitolina que habría en ese lugar desde el siglo II d. C. en la antigua ciudad romana de Colonia (Colonia Claudia Ara Agrippinensium). Hubo una iglesia intermedia, que sería la que propiamente se asentó sobre los cimientos del templo capitolino alrededor del año 690. La iglesia actual fue erigida entre los años 1040 a 1065 como templo de la fundación agustina canonesa (orden secular femenina). Fueron sus patronos dos nietos del emperador Oton II, la abadesa Ida y su hermano Hermann II, obispo de Colonia y consejero hasta 1056 del emperador Enrique III. La puerta es coetánea a la iglesia románica erigida a mediados del siglo XI.
La iglesia de Santa María en Capitolio de Colonia tiene una cabecera al este con forma de trébol con tres ábsides. El principal recepciona el altar y los dos perpendiculares de los brazos sirven de acceso desde la calle y desde el monasterio respectivamente. Tiene nave longitudinal y naves laterales que llevan a un westwerk o macizo occidental flanqueado por dos torres. Las dimensiones y forma de la cabecera son una copia exacta de la Iglesia de la Natividad en Belén. Posee también una cripta donde fueron enterrados los fundadores. Este programa de construcción refleja las ambiciones políticas del arzobispo. El altar de la cruz y la nave del nuevo edificio fueron consagrados en 1049 por Bruno von Worms , recién elegido Papa León IX. Sin embargo, su construcción continuó hasta 1065.
La edad de la puerta ha sido confirmada por los dendrólogos que la datan con mucha precisión. Los robles con los que se hicieron los tablones verticales fueron talados hacia 1039. Esto confirma que es la puerta original que fue tallada e instalada como puerta de entrada principal del ábside norte hacia el 1060.
Sobre el madera y su conservación.
El portal no sólo es excepcional por su edad, si no también porque está construida totalmente en madera y ésta ha perdurado durante casi mil años de antigüedad. Sabemos que una puerta de entrada de madera de calidad y bien mantenida puede aguantar siglos y de hecho se conservan todavía algunas en un estado aceptable del Barroco o del Renacimiento. Pero puertas que se remonten a la Edad Media y a un tiempo más allá, ya son excepcionales. Del siglo XI, se puede decir que es la única que se conserva. A modo de comparación, puede que la más antigua que conservemos en España se remonte al siglo XIII y, aunque estéticamente es bella, no busca ser una referencia iconográfica como la de Colonia, sino que es puramente funcional.
Puerta de dos hojas de la fachada sur de la entrada a la iglesia del monasterio de San Salvador de Vilar de Donas, Lugo. Está hecha con madera de castaño y data del siglo XIII. Los paños de la parte exterior están reforzados con elementos de forja. Los herrajes tienen motivos vegetales. La parte interior está unida con seis traviesas y listones de madera en cada una de las hojas.
Esta puerta de la iglesia del monasterio de San Salvador de Vilar de Donas nos puede servir además para darnos una idea sobre cómo pudo conservarse la de Colonia, puesto que vemos que conserva un porche (hoy cerrado por una cubierta moderna) que la preservaba de las inclemencias del tiempo.
Sorprende además de la puerta de Santa María in Capitol que esté bastante completa. La lógica degradación de la edad, la intemperie, las humedades, los hongos y las termitas no han podido con ella. Teniendo en cuenta los años que posee, tampoco el ser humano la han dañado notablemente. El desgaste por el uso y el roce de miles de personas es evidente, pero lo más milagrosos es que ha salido indemne de peligros mayores como el vandalismo o las destrucciones de las guerras.
Los principales daños de la puerta de Santa María in Capitol están en la parte inferior de la puerta. Han desaparecido filigranas de las molduras decorativas y una de las tablas verticales con santos en la hoja izquierda. Parece evidente que las figuras del piso inferior están muy deterioradas porque son las que estaban al alcance de las personas. En los pisos superiores, sin embargo, los principales daños se concentran a lo sumo en los rostros de algunos personajes.
Una de las circunstancias principales que han salvado la puerta es que tras unas décadas de estar a merced de la intemperie, en el siglo XII, fue cubierta con un porche de entrada que le evitó la humedad de la lluvia y los cambios bruscos de temperatura.
También ha sido un factor decisivo para su conservación la calidad de la madera escogida para crear tanto la estructura de la puerta como sus relieves. Las hojas de la puerta están hechas con tres tablones de roble verticales y los paneles y marcos están tallados en nogal, maderas muy apreciadas en ebanistería por su resistencia. El roble es relativamente más barato que el nogal, por lo que era ideal como estructura de soporte. El nogal era más denso y más adecuado para aquellas partes labradas que están más expuestas al exterior y al desgaste por el roce. La sabia elección de trabajar sobre el duramen (parte interior más densa y dura del tronco) para realizar la obra ha servido para librarse de los xilófagos de la madera, las terribles termitas y los hongos de pudrición, que prefieren alimentarse de maderas más blandas.
Detalle del panel de Jesús y sus apóstoles en un extraño Pentecostes o Asunción a los cielos. Las caras de casi todos han sido borradas por la erosión del roce puesto que esta placa queda a metro y medio del suelo. La imagen nos permite ver el roble inferior de la tabla soporte y los clavos de hierro que fijan la madera del panel horizontal a la misma. Arriba a la derecha se puede ver el hueco de un clavo grueso que fijaría un pomo con forma de piña como los otros dos que están en esa banda. Estos pomos servían de tiradores y al mismo tiempo de topes sobresalientes para preservar los relieves cuando las puertas se abrían.
En el siglo XX, el ser humano fue determinante para ayudarla a subsistir y paradójicamente para estar a punto de hacerla desaparecer. En en este siglo cuando el románico se revaloriza y se toma conciencia del valor artístico de la obra por lo que se actuó con diligencia para impedir su destrucción. A comienzos del siglo XX se la despojó de su función como puerta física de entrada a la iglesia y para protegerla se la trasladó a un lugar cercano pero más interior de ese vestíbulo. En los años 30 se hicieron trabajos de limpieza y de restauración que destaparon la policromía que contenía y la cercaron con una verja de hierro para evitar que fuese toqueteada. Durante la Segunda Guerra Mundial, para evitar la destrucción por los bombardeos que sufrió Colonia, fue desmontada y ocultada en distintos lugares de Alemania. Hasta 1950 no regresó a la iglesia pero ya sólo para adornar el pasillo sur.
La puerta en su ubicación actual con la verja metálica que hace tan difícil hoy fotografiarla.
Lo que hoy tenemos. Descripción.
Lo que hoy conservaos es una magnifica puerta de dos hojas de 485 cm de alto por 248 cm de ancho. Cada una está formada por una estructura de tres robustos tablones de roble verticales de 5 centímetros de espesor sobre los que se han clavado marcos ornamentales (molduras y piñas decorativas redondas) y paneles figurativos tallados en madera de nogal. Cada ala dispone de tres escenas transversales apaisadas que ocupan todo el ancho y dos grupos de relieves emparejados en vertical de la mitad de tamaño. En la base se sitúan dos relieves verticales más por ala. En algún momento se perdió una de las placas y algunas partes de las molduras.
Detalles de la parte media de la puerta con sus molduras, pomos y los paneles apaisados y los de forma más cuadrangular o cortos.
Sobre su inspiración y el entronque con la tradición imperial.
Como ya he dicho, es uno de los pocos ejemplos medievales que sobreviven de este tipo de puertas de paños de madera con relieves. Sin embargo, conservamos los vestigios de dos supervivientes lígneos mucho más antiguos, nada menos que del siglo V: las puertas de S. Ambrogio en Milán y de Santa Sabina en Roma. La puerta de Colonia se puede comparar con ellas, por su calidad y por su tamaño. A mi juicio, e independientemente de los marcos de piedra, la nuestra gana a las anteriores en belleza y en conservar más elementos originales y menos restauraciones reinterpretativas. De las puertas paleocristianas me interesa especialmente su edad y que son las precursoras del uso didáctico que le da el cristianismo a las puertas y a las zonas de acceso de sus iglesias: servir de libro gráfico para que los fieles comprendan los pasajes claves del Nuevo y Antiguo Testamento. Estas puertas -y probablemente otras más desaparecidas- son evidencias de que existían en el siglo XI y, por tanto, que pudieron ser la inspiración para la fábrica de la puerta monumental de Colonia, un libro instructor muy expresivo para difundir los mensajes del cristianismo a una masa de población iletrada.
Detalle de la parte superior de la puerta lígnea que da acceso a la nave principal desde el atrio de San Ambrosio de Milán, finales del siglo IV. Los fragmentos originales se encuentran en el museo diocesano. La puerta sufrió modificaciones en el siglo XVIII por lo que el aspecto de la actual puerta protegida por un cristal trasluce unos relieves de no mucha antigüedad. Son más interesantes los relieves en piedra a bisel de su marco arquitectónico.
La puerta lígnea de la basílica de Santa Sabina, data de la segunda mitad del siglo V. Es la más original de las dos puertas paleocristianas que aporto. Está hecha de madera de ciprés. Originalmente estaba formado por 28 cuadrados, pero sólo le quedan 18. Está enmarcada en una estructura en mármol de época flavia. Mide 5,41 metros de alto por 3, 22 de ancho, pero probablemente midiera mucho más de ancho puesto que parece haber sido adaptada para el marco exterior de mármol, lo que hace pensar que no era este su lugar inicial ni es todo lo original que debiera. Es evidente que su estado actual refleja numerosas restauraciones en diversos siglos. Las escenas representadas provienen del Antiguo y del Nuevo testamento, pero no parecen seguir una narrativa lógica, posiblemente porque la puerta fuese desmontada y luego recompuesta con los retazos mejor conservados.
Y es que en Centroeuropa, desde que se creó el Sacro Imperio Romano Germánico por Carlomagno, la élite gobernante buscó recuperar el espíritu romano. Éste admiración imitativa siguió en Alemania durante la dinastía otoniana (siglo X) y perduró durante la primera mitad del siglo XI, siglo ya considerado románico. Las dinastías del Sacro Imperio pretendían entroncar la idea de su Imperio con la antigüedad tardía y con la realidad bizantina y uno de los medios para conseguirlo era recuperando las formas artísticas tradiciones. Desde el punto de vista de las artes figurativas se pusieron en marcha varios proyectos que bebían en esas fuentes de inspiración, los más llamativos fueron los miniados de códices en pintura y los relieves narrativos en distintos materiales y formatos: diversos objetos en marfil y puertas monumentales en bronce y madera.
¿Qué tradición figurativa había en Alemania antes de mediados del siglo XI?
En miniado, la más destacada de las obras que más pudieron influir sobre nuestra puerta, son los "Evangelios de la abadesa Hitda de Meschede". Se da la circunstancia que también fue realizado en Meschede, un monasterio de mujeres de Westfalia con estrechas conexiones con Colonia. Hay investigadores que dicen que fue encargado por nuestra abadesa Ida, la que mandó construir la iglesia de Santa María del Capitolio, aunque la mayor parte piensa que la mecenas fue otra abadesa de nombre parecido, Hitda, también emparentada con la familia real otoniana y borgoñona. Este códice revela una influencia muy profunda del estilo bizantino hasta en los rasgos fisonómicos de los personajes. Las escenas bíblicas son de gran formato y centradas en los personajes principales, como los paneles de nuestra puerta. En cuanto al estilo, hay también una cierta relación basada la expresividad de los personajes y la variedad cromática, con pinceladas intensas y vivos colores.
El Codex de Hitda es una selección de pasajes de los Evangelios, encargado aproximadamente hacia el 1020. Se conserva en el Hessische Landesbibliothek, Darmstadt, Alemania. Dos escenas del códice con la Anunciación y el bautismo de Cristo en el Jordán. Me interesa la contextualización espacial de las escenas con estructuras arquitectónicas y vegetación de ribera, respectivamente, que las hace muy interesantes.
La iluminación representa a la propia Hitda con un vestido negro y un velo con cordones blancos, presentando un libro costoso a una estatua de San Walburga, la santa patrona de Meschede. Su interacción tiene lugar debajo de una elaborada superestructura arquitectónica de la iglesia. San Walburga fue una abadesa del siglo VIII del monasterio de Heidenheim. Fue venerada como protectora contra el hambre y la peste, y su culto se extendió por Alemania, Flandes y Francia. La imagen evoca un marfil bizantino que representa la coronación del emperador Otto II y la emperatriz Teófano, y reconoce conscientemente la posición superior aristocrática y espiritual que la abadesa tenía sobre la congregación de clérigos y parroquias subordinadas pertenecientes a la fundación, también como sobre la comunidad de hermanas.
La fascinación por el marfil bizantino es un hecho desde el siglo X. Conservamos numerosos ejemplos en la regíón renana. El marfil sirve para decorar objetos ceremoniales como libros, relicarios y muebles. Se engastan placas de marfil de origen bizantino o local en las tapas de evangeliarios.
La pieza que mejor representa esta influencia es la muy conocida Crucifixión de Tongres, donde se aprecian los característicos conceptos de volumen y serenidad de las figuras a la antigua. En la parte inferior de la placa están las personificaciones de "Tierra" (izquierda) y "Mar" o " Agua "(derecha), mientras que" Sol "y" Luna "están en la parte superior.) alrededor de 1000.
El evangeliario de Ulrico (Oudalricus-Evangelistar), un abad del monasterio de Lorsch que murió en 1075, tiene una preciosa encuadernación del manuscrito con una placa de marfil tanto en la portada como en la contratapa. La que está en la portada, que representa la crucifixión, las tres mujeres ante la tumba y la ascensión, probablemente se produjo en Franconia durante el siglo XI. Los marcos ornamentales de marfil pueden datarse en los siglos XII o XIII.
A veces se llegó al mismo pastiche por imitar las formas bizantinas, como en la placa de marfil de Otton II y su esposa bizantina Theophana. Toda la iconografía y técnica corresponden al arte griego, sin embargo los letreros son latinos, aunque realizados en caracteres helenos.
Marfil que representan al emperador Otton II y su esposa Theophana, coronados y bendecidos por Jesucristo. Museo de Cluny, París, 982-983.
Pero los marfiles que más relación tienen con nuestras puertas son los dieciséis paneles de Magdeburgo-Sforza. Es un conjunto de marfiles sobrevivientes que ilustran episodios de la vida de Cristo. Puede que decoraran algunos muebles litúrgicos, como una puerta de presbiterio, un púlpito o un frontal de altar. Lo que es indudable que formaban parte de un conjunto del que probablemente hemos perdido más de la mitad de las placas. Hay investigadores que lo atribuyen a talleres milaneses, un importante centro imperial y artístico, pero otros hablan de talleres centroeuropeos. Lo interesante de estas placas son las formas que se presentan bajo un aspecto bidimensional, en el que se ha excluido toda referencia a la perspectiva. Un lenguaje simplificado y con tendencia a la geometrización que anuncia ya el hieratismo románico.
Esta placa representa a Cristo entronizado sobre un fondo de tablero de ajedrez abierto. Está bendiciendo un modelo de una iglesia que le presentó el emperador Otto el Grande (r. 962–973) y una gran cantidad de santos, incluido San Pedro, con las llaves que nos permiten reconocerlo. El marfil estaba destinado a la iglesia imperial de Otto dedicada a San Mauricio en Magdeburgo (Sajonia), que fue elevada a la sede de un arzobispado en 968. MET de Nueva York.
Todas las placas de los marfiles de Magdeburgo miden casi 13 cm de alto por 12 cm de ancho.
Cristo sanando a los poseídos de Gerasa, c. 968 d. C., marfil - Hessisches Landesmuseum Darmstadt - Darmstadt, Alemania.
No es descabellado que el arzobispo Hermann II (1036 a 1056) y su hermana Ida, personajes influyentes del Imperio y cofundadores de la iglesia de Colonia, hubieran podido admirar estos ejemplos de libros miniados y marfiles, Pero sobre todo, habrían admirado las magníficas puertas de bronce que encargó el obispo y santo Bernward el año 1015 para la catedral de Hildesheim. Es probable que en su diseño imitase los antiguos ejemplos paleocristianos.Las puertas muestran imágenes en relieve de la Biblia, escenas del Libro del Génesis en la puerta izquierda y de la vida de Jesús en la puerta derecha. Se considera el ciclo de imagen monumental más antiguo conocido en la escultura alemana, y también el ciclo más antiguo de imágenes fundidas en metal en Alemania.
Las puertas de Bernward en la Catedral de Santa María de Hildesheim. Bronce, hacia el año 1015.
En esta puerta ya se puede ver claramente que Bernward quiso pasar de las imágenes religiosas hechas para unos pócos, los que podían tener un libro o un marfil, a la explicación didáctica de las verdades de fe del cristianismos a una población general, de la que buena parte de todavía era pagana e iletrada. Ese sentido ético y narrativo sería la seña de identidad del nuevo estilo románico.
Las puertas de Bernward en la Catedral de Santa María de Hildesheim. Bronce, hacia el año 1015. Detalle de la anunciación. La composición de la escena es simple y efectiva en un espacio arquitectónicos que representa un paisaje urbano y una habitación a la vez. Las figuras están en alto relieve, especialmente las cabezas que quedan totalmente libres del fondo. Sin embargo, este guiños a la realidad tridimensional se contrarresta por la planitud del fondo y porque los los pies sobresalen del suelo.
Por todo lo anteriormente dicho, podemos concluir que nuestra puerta de madera de Colonia era un proyecto único. Que respondía a un empeño personal de un mecenas, alguien que concibió la idea y que también puso cuantiosos medios pecunarios para encargarla. También podemos concluir que fue fruto de un contexto histórico en el que confluía una tradición de siglos anteriores con una nueva era, Todavía pervivía el gusto de una élite de época carolingia y otoniana que pretendía imitar formas expresivas que revivieran la gloria imperial con las nuevas necesidades de la iglesia y la sociedad que patrocinaban obras que llegaran a un público amplio, al que había que adoctrinar con imágenes sencillas. Y, por último, de estas reflexiones previas también hemos sacado la idea de que en Colonia y en la zona de Renania-Franconia había grupos de artistas o artesanos capaces de realizar este proyecto, ya fuera en trabajo en miniado, marfil o bronce... ¿y por qué no en madera?.
La iconografía y el estilo de la puerta de Santa María en Capitolio de Colonia.
Sobre la puerta de Santa María in Capitol de Colonia, se representan 22 escenas que cuentan momentos de la vida de Cristo según el nuevo testamento de una forma muy didáctica y expresiva.
El ala izquierda está dedicada a la infancia y juventud de Cristo (desde la Anunciación a María hasta el bautismo de Cristo). Mientras que la derecha ofrece los momentos claves de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Los paneles han sufrido cambios en su lugar original por lo que algunas escenas se adelantan a otras. En los cuatro paneles inferiores, que se extienden sobre ambas alas, se muestran la tentación de Cristo y su glorificación por parte de los ángeles.
Identificación de los paneles según la Wikipedia.
Ala izquierda (nacimiento y adolescencia) | Derecha (vida, Pasión, muerte y Resurrección) |
---|---|
1. Anunciación a María y Visitación. | 12. Entrada en Jerusalén |
2. Anunciación a los pastores. | 13. Curación de un ciego |
3. Nacimiento de Cristo | 14. Resurrección de Lázaro |
4. Los tres magos antes de Herodes | 15. Oración en Getsemaní |
5. Adoración del niño. | 16. Preparación del cordero pascual. |
6. El sueño de José y la huida a Egipto. | 17. Sacramento de la Eucaristía |
7. Herodes con dos soldados | 18. Ascensión |
8. Buscando consejo de los sabios | 19. Cristo en la cruz |
9. Herodes entrega las armas | 20. Ascensión de Cristo |
10. La matanza de los Inocentes | 21. Mujeres en la tumba |
11. Ofrenda en el templo y bautismo de Cristo en el Jordán | 22. Pentecostés |
Anunciación y Visitación.
La representación de figuras y túnicas, el lenguaje claro de los gestos, los detalles iconográficos y los patrones de composición, así como los adornos de los marcos y el esquema de color tienen paralelos en la iluminación de libros contemporáneos y la orfebrería y en la talla de marfil de Renania-Maasland. Una característica del arte otoniano es el movimiento pronunciado, vivo, casi dramático de las figuras. La postura y los gestos expresan las escenas.
Anunciación a los pastores y Natividad.
Herodes recibe a los Magos y Adoración Reyes Magos.
Sueño de José y huida a Egipto.
Curación de un ciego y resurrección de Lázaro.
Última cena.
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